La belleza de la patagonia
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Un paisaje pintado por Dios
Futaleufú tiene... Encanto
Futaleufú tiene un canto y que a la orilla del rio pescadores de sus aguas acompañan con silbidos y un lamento casi mudo, que arrea por los caminos aquel que sufre en silencio los reveses del destino.
Futaleufú tiene un cielo: largo, celeste y tranquilo, que en los veranos se asoma mas celeste y redonito, tal vez para contemplar con ojos grandes y vivos la belleza de sus montes, sus cumbres, valles y rios.
Futaleufú tiene un llanto, que en los inviernos mas frios alza su voz, y sus noches son mas noches sin un vino que generoso llenando las copas de los amigos da muerte a las soledades, porque es bueno y compartido.
Luego de cerrar los ojos, Futaleufú tiene grillos que en claras noches encantan con mil trinos divertidos y amanece, como siempre, pegado al pasto el rocio y el sol con sus largos rayos otra vez esta encendido.
Gago Oyarzun
Según versiones de antiguos pobladores, la historia del pobiado comenzó en el año 1912, cuando una familia originaria de la Isla Grande de Chiloé y que había permanecido muchos años en la República Argentina; golpeaba la salvaje puerta de entrada a lo que es la actual comuna, a lo que en ese entonces era una muralla de verde forestación. De esta manera se instalan en lo que más tarde se denominaría Futaleufú, palabra indígena que significa Río Grande o Grandes Aguas.
Esta familia fue la de Don Ceferino Moraga, esposa e hijos que habían abandonado la Colonia 16 de Octubre ubicada a pocos kilómetros de la frontera, en el territorio Argentino. A su llegada, estos Chilenos no encontraron otra cosa más que una fortificatión natural pues era tan abundante la vegetación que el comienzo tuvieron que luchar cuerpo a cuerpo y a machete con la naturaleza para ganar algunos metros de terreno y despejarlo; así se fueron internando hasta llegar a los valles que se presentaban como esperanza de supervivencia. Toda su hacienda la componían vacunos, ovejas, bueyes y caballos utilizados como medio de movilización; herramientas de trebajo y carros (carretas). Se cree que la familia Moraga fue la primera en llegar e instalarse en el sector denominado El Límite, ocupando los terrenos y haciendo prevalecer sus derechos, según ellos de todo el campo que quedara hacia el lado Chileno.
En los años 1919-1920 llegan otras familias, como la de Don Juan de la Rosa Baeza, Calixto Vega, Eulogio Espinoza, Miguel Toro, Froilán Gélvez, Domingo Chacano, mas tarde llegarían Don Isaías Sepúlveda, Natalio Baeza, Pedro Juan Pezo, Evaristo Almarza, Alfredo Cid y así.
En 1929, con la llegada del Teniente de Carabineros José Felmer Patof y una comisión de topógrafos, se considera oficialmente fundado Futaleufú, esto es el día 1° de abril de dicho año; sin embargo el trazado definitivo del pueblo lo habría realizado un topógrafo de apellido Acosta en 1932.
Es importante señalar que parte de los colonizadores se quedaron donde está el actual Futaleufú, y otros se adentraron hacia rincones cordilleranos en busca de mejores tierras, ocupando los campos de sectores como El Espolón, Las Escalasm Río Azul y Lonconao; lugares aún más inhóspitos por la adversidad de la naturaleza, pero pese a todo, hasta allí llegaron estos esforzados hombres y mujeres llevando a sus hijos quienes en su gran mayoría sobreviven y continúan la singular tarea colonizadora.